Las redes sociales nos están haciendo cada día más conscientes de una de las más modeladoras características humanas. En Revólver pusieron algo así como "Somos adictos a la aprobación. Estamos en esto por la palmada en la espalda y el reloj de oro. El hip, hip, hurra. Mira al chico brillante con la placa, puliendo su trofeo. Brilla, tú, diamante loco. Porque somos monos envueltos en trajes suplicando por la aprobación de otros. Si lo supiéramos, no lo haríamos.". Y ya fue demasiado largo y nadie terminó de leerlo. Ni yo. Por eso me gusta mucho más lo de "Le scaphandre et le papillon" que dice "Somos todos niños, todos necesitamos la aprobación", hablando de su padre.
Eso y el sexo. Facebook del sexo es un oxímoron. Este blog tiene más visitas en un mes por haber puesto "porno rosarino" de título (¡1300!) que por todo el resto contando desde su génesis. El 90% de internet es porno. Noventa por ciento. Es increíble que sea, a su vez, lo más censurado. Históricamente. Malditas religiones. Con la culpa como su herramienta nos infectaron con un gusano troyano. Pajero, puta, cornudo, hijo de puta, chupapijas, gato: los peores insultos son todos teológicos. Es normal ver en esa caja del pasado, otrora TV, un humano matar cientos de desconocidos, desgarrarle el pellejo a un igual, y comerse el cerebro de otro flaco. La mayoría de nosotros pasa la vida entera sin acercarse siquiera a algo que se le asemeje, aunque sea al conocido de un desconocido. Pero, sin calentura explícita por favor, sacame esa erección apuntando a esa humedad. Estoy esperando la evolución, ya no física sino espiritual, para así poder disfrutar de un humano cogiéndose a miles de otros. Como era antes, en los dulces tiempos de los griegos, donde, bueno, había esclavos por doquier y tampoco eran perfectos, pero qué época, que manoseo intelectual. Hayas lo que hayas estudiado estudiaste mil griegos. Y cogían. Mil. Todos nuestros viejos cojieron, mil: sépanlo cobardes.
Y esto no lo lee nadie. No me importa lo que estás pensando. Me distraje en el medio de tu comentario. No se ni en qué idioma me hablabas. Solo miraba tus labios moverse mientras escribías.
Hay dos frases que hacen analogía al sexo y que me encantan. La primera se la robé a un profesor del terciario en el poli. Un viejo barbudo, malhumorado, malhablado, que sabía mucho de poco y poco de mucho, y que no le caía bien a nadie, por supuesto ni a mí. Cuando se refería a la televisión decía que se trataba de masturbación mental. Posta. Hoy también hay masturbación social. Masturbar es cojerse homosexualmente. Dudo al escribir esa palabra, homosexual, por el peso, porque ningún igual social me va a masturbar si lo explicito, a todos les da miedito que los tilden de putos. Evito el "/putas" porque las chicas son más copadas en ese sentido. Me atrevo a decir más evolucionadas, dejando la misoginia por un párrafo de lado. Se gustan más entre ellas. Bueno, son más lindas también. Pero igual, no habría por qué... Debe haber una razón antropológica inalcanzable para estas neuronas, pero tal vez, tal vez... sea que les tenían que gustar los senos de su madre para transárselos y así poder alimentarse y sobrevivir, y algo de todo eso quede. Aunque seguro que es mucho más.
La otra frase tiene que ver con la gente que siente que no nació en el cuerpo de un, pongamos, ya que estamos, latino. Son travestis culturales, o transculturales. Muchos dirán "bueno, eso es mucho más común, fucking globalización y sarasa", y es cierto, pero también es cierto que hay algunos que lo llevan al extremo de la exageración. Veo un video de Boom Boom Kid y creo que posta loco vos deberías haber nacido en Los Ángeles. A todo esto, es una tendencia muy direccionada y no tan "azarosa" como los frustrados sexuales que necesitan esa prenda de ropa u operación para identificarse. Nada de andar creyéndose boliviano: yankee, europeo, japonés, esa onda. Potencia mundial, sine qua non. El marketing es cuna de milagros. Generalmente los caracteriza un snobismo bastante marcado. Y los dejo ahí porque son presa fácil y algunos hasta me caen muy bien. Admiro como escriben, todo.
Me gusta pensar que los blogs eran lo que quería Christian Slater en el peliculón Pump up the volume, ese algo nuevo que le iba a dar identidad a los pendejos para incentivar a la rebelión.
Lo mejor y lo peor es el acostumbramiento. De otra forma la vida sería más insoportable de lo que ya es. Ya fue, juguemos a la viborita mientras carga el video de YouTube. El vacío tiene un sabor amarguidulce.