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21 febrero, 2007

La soledad del poder

Haciendo fácil y binomial la elección del título de esta cosa con la que voy a terminar la noche continúo con el discurso de ayer, como es inevitable.

¿Por qué poder y no poder? No tiene sentido. La otra historia cercana que se mezcla con estos temas es que, así como algunos se sienten superiores o afortunados (en definitiva es lo mismo) por tener una terraza con vista privilegiada para ver eclipses lunares yo me siento superior/afortunado por tener una desde donde se puedan observar otras vidas, cual Gran Hermano en principio pero en nada más. No se trata de una invasión a la privacidad, es solo un paisaje social para la contemplación.

He aquí que otro post-adolescente aprovechó su espacio de terraza reemplazando el fin de mirar los eclipses por unos más sexuales. La chica llevaba una minifalda de jean y una remera negra ajustada, y al parecer no llevaba bragas, porque en cuanto mi vecino se acostó sobre un pequeño relieve en el piso ella abrió sus piernas y se sentó sobre él (¿el pelado?). Lo que estos inconscientes no se daban cuenta era que estaban infringiendo la ley. O sea, yo y otros dos testigos los estábamos viendo: exhibicionismo.

Típico caso de poder y no poder: pueden tener sexo y no pueden. Pueden: los dos están calientes, métanse sus miembros los unos a los otros. No pueden: mierda, lugar... ¿te va la terraza? ¿Y si nos encuentra alguien?
Si usted ve desde su balcón a una pareja de jóvenes tener sexo en un lugar al que usted tiene acceso (suponemos que a al menos uno de los dos usted lo/a considera sexualmente apetecible)
  1. Baja y ruega por integración
  2. Se masturba ahí mismo en el balcón
  3. Le es indiferente, el sexo ya no es lo que era
  4. Llama a la policía
El delito existe mientras exista quien lo denuncie. Por favor, no pertenezca al grupo Mayoría de 4. Y hoy no hay regalo.

20 febrero, 2007

El poder de la soledad

Niña adolescente, vos que me pediste el celular y yo en vez del número te ofrecí el aparato: si no hubieses estado rodeada de tus amigas y amigos (), ¿me lo hubieses pedido?

Es muy fuerte el sentimiento de la colectividad, de la sociedad. De a dos o más todo es mucho más fácil y más copado. El hecho de sentirnos solos nos acobarda y debilita, aunque es sabido que el sentimiento no siempre está acompañado por la realidad. De hecho hace un tiempo postulé -si se puede- y desié -doble si se puede- que no existe la verdadera soledad. Todavía conozco gente así, pero recuerdo cuando niños la fuerza de la companía llevaba a la crueldad de la humillación y en presencia de la soledad el mismo niño era Winnie Pooh. Quienes humillan no se dan cuenta que se autohumillan.

En complemento previo recibí la típica nota del vecino del lugar donde recién te mudás pidiendo que hagás menos quilombo. Fantasmal. Los últimos consejos, después de sus infinitas aclaraciones sobre que él no se quería llevar mal con nadie, trataban sobre cómo debía actuar en las reuniones con mis amigos explicándoles que si ponían la música fuerte o gritaban el que iba a tener problemas era yo.

La convivencia es el punto clave de la colectividad, y es el problema y la solución. Me gusta el término: vivencias conjuntas, relación entre dos o más vidas. Hasta en su significado es antagónico: la vida sigue siendo individual aunque se sientan otros protagonistas o participantes.

En una de las conversaciones de ascensor también, una señora de unos 60 años que cargaba un vestido azul muy parecido a una cortina de baño por debajo del cual se notaba la ausencia de un sostén oró hay que saber convivir, como si eso significase algo. Al compás de esa máxima siguió contando cómo sus vecinas, unas chicas universitarias que pecaban de juntarse con sus amigas los fines de semana a tomar cerveza (también llevaban chicos), irrumpían su tranquila y aburrida vida. Si parte de nuestros impuestos de destinase a pagarles sexo a esas señoras (y ahora que lo pienso mejor a todo el que lo necesite en definitiva, ¡a mi también!) todo en el mundo estaría tanto mejor...

Así que acá estoy, en un lugar donde puedo y estoy escuchando el disco que les voy a regalar a los inadaptados que todavía no lo tienen. Es muy ruidoso, para llenar de bardo donde sea que puedan. Y si no podés en ningún lado un iPod o símil paraguayo que alcance para volarte los oídos. Eso o torturá a tu compañero de trabajo. El disco es de My Bloody Valentine, se llama Loveless y es por algunos (¿cuántos?) considerado el mejor disco de los '90. Lo que es seguro es que inspiró el disco Dynamo de Soda Stereo. Si quieren un género de música inexistente es el que creó la primera y reprodujo la segunda: Shoegazer. Es que lo más notable del disco son las distorsiones que aplican sobre todos los instrumentos, y el término deriva de gaze, pasar mucho tiempo pensando en vos y tus problemas, y shoe, zapato, porque al parecer para cambiar las distorsiones miraban mucho al piso y porque tenían muchos problemas y pensaban mucho en ellos.

A tod@s, aprovechen su soledad para masturbarse, que cuando no está después se extraña.